Día 2: Oración - Samuel Rivaldo
Un discípulo de Jesús es:
Alguien que se relaciona con su Padre diariamente
Con Samuel Rivaldo
Romanos 5:10-11 “Pues, como nuestra amistad con Dios quedó restablecida por la muerte de su Hijo cuando todavía éramos sus enemigos, con toda seguridad seremos salvos por la vida de su Hijo. Así que ahora podemos alegrarnos por nuestra nueva y maravillosa relación con Dios gracias a que nuestro Señor Jesucristo nos hizo amigos de Dios.”
La oración es parte clave de una vida con Jesús. Como sus discípulos, debemos estar en oración constantemente. La biblia nos cuenta que el apóstol Pablo le envía un mensaje a la iglesia de Tesalónica en 1 Tesalonicenses 5:17. El mensaje es muy simple: “orad sin cesar”. Las preguntas que muchos nos hacemos referente a este mandato de Pablo son: “Cómo voy a orar sin parar si tengo muchas otras cosas que hacer? ¿Cómo voy a orar 24/7 si tengo que ir al trabajo, dejar a los niños en el colegio, hacer tareas, comer, y dormir? ¿Acaso estoy supuesto a quedarme de rodillas en oración todos los días todo el día? Sí, es verdad que Jesús nos dice también en Mateo 6:6: “Mas tú, cuando ores entra en tu aposento, cierra la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve lo secreto te recompensará en público”. No dudo que el Señor quiere tener tiempos íntimos contigo en medio de tu oración diaria, pero creo que, en ese versículo, “orar sin cesar”, el apóstol Pablo se refiere a estar conectados constantemente con Dios. Él no se está refiriendo a que te quedes de rodillas todo el día, sino a que tu corazón y tu mente estén humillados y enlazados al Señor para que todo lo que hagas o pienses en tu día a día le den la gloria a Él. Y sí, en ocasiones podría ser difícil lidiar con pensamientos que no glorifiquen al Señor porque somos humanos, y por lo tanto vamos a cometer errores,
(o dime tú, si cuando alguien se atraviesa mientras manejas tu primer instinto es de bendición a esa persona que cometió una imprudencia) evidentemente es difícil, pero la esperanza está en que, como discípulos de Jesús, no lo tenemos que hacer solos. Pablo escribe en Romanos 8:26: “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues que hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.” Gracias al Espíritu Santo de Dios, el que Jesús nos dejó cuando regresó al cielo, podemos orar sin cesar. ¿Por qué? Porque el Espíritu en nosotros quiere estar cerca del Señor todos los días y mientras transcurre nuestro día pide que nos libere de nuestra naturaleza pecaminosa. El Espíritu Santo no tan solo te revela tu necesidad, sino que Él intercede por ti, incluso cuando estás durmiendo, Él clama por ti, porque conoce los anhelos más profundos de tu corazón. A eso se refiere el versículo “orar sin cesar”.
Te invito a hacer esta oración conmigo.
Señor, gracias por el Espíritu Santo que intercede por nosotros a diario. Gracias porque tú haces que la vida como discípulo se pueda disfrutar. Gracias, porque tu Palabra nos enseña que somos tus amigos. Jesús, gracias por la cruz y por dejar al Espíritu Santo para vivir en nosotros. Entendemos que la oración nos hace más fuertes como discípulos y por eso oraremos sin detenernos. Amén.