Día 4: Se Bautiza - Jennifer Tello
Día 4. Se bautiza y confiesa públicamente su fe
Con Jennifer Tello
Hechos 2:38 “Pedro contestó: Cada uno de ustedes debe arrepentirse de sus pecados y volver a Dios, y ser bautizado en el nombre de Jesucristo para el perdón de sus pecados. Entonces recibirán el regalo del Espíritu Santo.”
"El bautismo no consiste en la limpieza del cuerpo, sino en el compromiso de tener una buena conciencia delante de Dios. Esta salvación es posible por la resurrección de Jesucristo". 1 Pedro 3:21.
"Todos fuimos bautizados por un solo Espíritu para constituir un solo cuerpo —ya seamos judíos o gentiles, esclavos o libres—, y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu". 1 Cor 12:13
Un verdadero discípulo de Cristo declara públicamente su fe por medio del bautismo en agua. El bautismo en agua, es un acto voluntario de obediencia que simboliza un cambio de vida, un revestimiento de autoridad y la bendición de pertenecer a la familia de la fe, para servir y adorar voluntariamente a Dios en unidad.
El bautismo en agua, un acto simbólico de lo que una persona ha determinado en su corazón. Así se compromete a llevar una vida nueva, en obediencia a Dios y a su Palabra. Pues responde a la comisión de Jesús, quien nos envió a hacer discípulos en todas las naciones, a bautizarlos y a enseñarles a obedecer todos sus mandatos.
A diferencia de otros amos o señores a los cuales el ser humano sirve por temor (al rechazo o a ser sancionados), quien se somete al Señor Jesucristo decide servirle por amor, en obediencia y gratitud. Este acto también es una decisión de sometimiento a Dios.
Aunque somos salvos por fe y no por obras, obedecer el mandato del bautismo, es la representación de ser lavados del pecado y simboliza que hemos sido revestidos de la santidad de Cristo. Recordemos que Jesús por misericordia nos salvó por medio del lavamiento de la regeneración y de la renovación por el Espíritu Santo (Tito 3:5).
El ser bautizado denota un cambio de ciudadanía y señorío. Pues ahora se ha convertido en colaborador de Dios y ciudadano de su Reino (Juan 3:5-6). Quien ha creído en Jesucristo, y ha confesado su señorío, recibe al Espíritu Santo y es reafirmado a través del acto del bautismo en agua según declara el evangelio de Marcos (cap 16.v16).
Un discípulo porta la presencia del Espíritu Santo, es un hijo de Dios.
Concluimos, que un verdadero discípulo de Cristo hace su fe pública, mediante el acto mismo del bautismo en agua, el cual es confirmado por la llenura del Espíritu Santo, quien le gobierna y empodera para llevar a cabo la nueva vida y obra a la que se acaba de comprometer voluntariamente. Sirviendo a Dios, por amor, en obediencia y gratitud, en unidad a los creyentes para llevar a cabo el propósito de Dios en la tierra por el mismo poder que resucitó a Jesús de entre los muertos.
Oremos juntos: Es un privilegio ser tu discípulo Señor Jesús y más allá de ser en un "agente encubierto", quiero convertirme en esa persona que manifiesta tu poder, en medio de todas las temporadas de la vida, por desafiantes que sean. Te agradezco por tu llenura Espíritu Santo, gracias a eso, reconozco que en mí hay poder para vivir de forma sobrenatural, Amén.
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