ENSÉÑANOS A ORAR

¿Qué es el ayuno y por qué lo hacemos?

El ayuno es un acto espiritual en el que decidimos abstenernos de ciertos alimentos o hábitos para enfocarnos en la oración, la meditación y la cercanía con Dios. Ayunar nos ayuda a fortalecer nuestra fe, a humillarnos ante Él y a buscar Su dirección.

¿Qué tipo de ayuno se hará en estos 21 días?

El tipo de ayuno puede variar. Algunos ayunan solo de ciertos alimentos (como alimentos sólidos, carnes, azúcares, etc.), mientras que otros pueden hacer un ayuno completo de alimentos y solo beber líquidos. Puede ser importante que cada persona consulte con su pastor o líder sobre qué tipo de ayuno se recomienda y cómo se estructurará en la iglesia.

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Día 10

Mensaje:

Valores para una Vida de oración

Existen siete valores para construir una vida de oración. Este día vamos a aprender tres.

Valor 1: Oración temprano en la mañana
La oración matutina cambia la vida. No sé cómo pasó ni cuándo pasó, pero descubrí un secreto glorioso que ha revolucionado mi ser: Haz de Jesús la primera persona que mires, la primera persona que escuches y la primera persona con la que hables, y cambiará el resto de tu día. La vida de oración se forma en la oración de la mañana. La oración matutina me salvó de decisiones incorrectas, y me ha dado una mayor revelación de Dios. La oración matutina me refuerza su bondad amorosa. La oración matutina es un sacrificio que vale cualquier esfuerzo porque es allí donde presentamos nuestra vida y la de nuestra familia delante de Dios, incluso antes de que ellos hayan despertado a un nuevo día.

Valor 2: Ayuno semanal y mensual
Si estuviera en mi lecho de muerte y me preguntaran cuáles son las tres cosas que han provocado el mayor impacto en mi vida espiritual, sin dudarlo diría que el ayuno, la meditación y la oración en el Espíritu. Estas tres cosas combinadas han acelerado mi vida en Dios como ninguna otra. El ayuno calma mi alma y hace que mi espíritu se eleve dentro de mí. La Palabra se vuelve más fuerte y clara durante el ayuno; el ayuno me libra del temor al hombre, me libera del espíritu político, del espíritu de networking y de la ambición egoísta. El ayuno refuerza la filiación: nuestro amor al Padre, nuestra autoridad en el Espíritu y nuestra herencia en Cristo. El ayuno expresa anhelo y deseo por el regreso de Cristo. El ayuno trae consigo un gran avance, ya que refuerza la autoridad y el poder en la vida del creyente. Ayunar juntos como un cuerpo corporativo de creyentes trae mayor responsabilidad y gracia. La oración y el ayuno acumulados a lo largo del tiempo liberan actividad angelical y nueva revelación. Un estilo de vida de ayuno cultiva el espíritu precursor.

Valor 3: Orar en lenguas
Ni siquiera puedo empezar a expresar cuán valiosos han sido los tiempos prolongados de oración en el Espíritu para mi desarrollo espiritual. En mi opinión, aquello por lo que el diablo ha luchado horas extras, para impedir que la iglesia entienda que esta es una de las claves principales que nos llevará a la madurez, la autoridad y la unidad. Orar en lenguas me lleva a una conexión directa con Dios. Orar en lenguas trae el espíritu de revelación, que me da comprensión de los misterios. Orar en lenguas fortalece nuestro ser y forma el carácter de Cristo en nuestra alma. Orar en lenguas es clave en la guerra espiritual.

Día 10

Valores para una Vida de oración

Día 10

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Valores para una Vida de oración

Existen siete valores para construir una vida de oración. Este día vamos a aprender tres.

Valor 1: Oración temprano en la mañana
La oración matutina cambia la vida. No sé cómo pasó ni cuándo pasó, pero descubrí un secreto glorioso que ha revolucionado mi ser: Haz de Jesús la primera persona que mires, la primera persona que escuches y la primera persona con la que hables, y cambiará el resto de tu día. La vida de oración se forma en la oración de la mañana. La oración matutina me salvó de decisiones incorrectas, y me ha dado una mayor revelación de Dios. La oración matutina me refuerza su bondad amorosa. La oración matutina es un sacrificio que vale cualquier esfuerzo porque es allí donde presentamos nuestra vida y la de nuestra familia delante de Dios, incluso antes de que ellos hayan despertado a un nuevo día.

Valor 2: Ayuno semanal y mensual
Si estuviera en mi lecho de muerte y me preguntaran cuáles son las tres cosas que han provocado el mayor impacto en mi vida espiritual, sin dudarlo diría que el ayuno, la meditación y la oración en el Espíritu. Estas tres cosas combinadas han acelerado mi vida en Dios como ninguna otra. El ayuno calma mi alma y hace que mi espíritu se eleve dentro de mí. La Palabra se vuelve más fuerte y clara durante el ayuno; el ayuno me libra del temor al hombre, me libera del espíritu político, del espíritu de networking y de la ambición egoísta. El ayuno refuerza la filiación: nuestro amor al Padre, nuestra autoridad en el Espíritu y nuestra herencia en Cristo. El ayuno expresa anhelo y deseo por el regreso de Cristo. El ayuno trae consigo un gran avance, ya que refuerza la autoridad y el poder en la vida del creyente. Ayunar juntos como un cuerpo corporativo de creyentes trae mayor responsabilidad y gracia. La oración y el ayuno acumulados a lo largo del tiempo liberan actividad angelical y nueva revelación. Un estilo de vida de ayuno cultiva el espíritu precursor.

Valor 3: Orar en lenguas
Ni siquiera puedo empezar a expresar cuán valiosos han sido los tiempos prolongados de oración en el Espíritu para mi desarrollo espiritual. En mi opinión, aquello por lo que el diablo ha luchado horas extras, para impedir que la iglesia entienda que esta es una de las claves principales que nos llevará a la madurez, la autoridad y la unidad. Orar en lenguas me lleva a una conexión directa con Dios. Orar en lenguas trae el espíritu de revelación, que me da comprensión de los misterios. Orar en lenguas fortalece nuestro ser y forma el carácter de Cristo en nuestra alma. Orar en lenguas es clave en la guerra espiritual.

Valores para una Vida de oración Existen siete valores para construir una vida de oración. Este día vamos a aprender tres. Valor 1: Oración temprano en la mañanaLa oración matutina cambia la vida. No sé cómo pasó ni cuándo pasó, pero descubrí un secreto glorioso que ha revolucionado mi ser: Haz de Jesús la primera …

Día 9

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Construyendo una Casa de Sabiduría

El “temor del Señor” es la base de la sabiduría y de una relación honesta con Dios. Este “temor” no es miedo, sino una reverencia profunda que nos permite vivir en la luz de su presencia. Proverbios 9:10: “El comienzo de la sabiduría es el temor del Señor; conocer al Santo es tener entendimiento”. A través de este versículo, nos enseña que todo acto de sabiduría proviene de este temor reverente hacia Dios, el cual no solo nos inspira a buscar su rostro, sino también a vivir en integridad. Esta sabiduría se convierte en la base sobre la cual construimos nuestra vida, convirtiéndonos en “vasos confiables” para la presencia Divina.

Este concepto de temor reverente está relacionado con la construcción de una “casa de sabiduría”. Al construir una vida de oración y en prácticas espirituales que nutran nuestra fe, estamos levantando un hogar donde Dios puede venir a habitar. Así como se describe en Mateo 7:24-25, el hombre sabio construye su casa sobre la roca: “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.” Este pasaje subraya la idea de que solo una vida de oración estable y disciplinada puede resistir las tormentas espirituales de la vida.

La “revelación” de Dios, es un entendimiento profundo que Él nos otorga cuando hemos establecido una vida basada en su Palabra. Esta revelación, no es un evento aislado, sino una experiencia continua que solo se puede sostener en una “casa” bien construida. Y esa revelación llega en etapas y comienza con el temor de Dios y se manifiesta a través de una vida disciplinada que busca reflejar el carácter Divino en cada aspecto. En Proverbios 3:5-6, leemos: “Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.” Este versículo refleja el mensaje de la Palabra sobre la importancia de depender completamente de Dios, permitiéndole a Él guiar cada paso en nuestra vida de oración.

Podríamos decir que Dios se siente atraído hacia aquellos que tienen “pobreza de espíritu”, una humildad que rechaza la autosuficiencia y se apoya enteramente en Él. Esta actitud, que Jesús destaca en las Bienaventuranzas (Mateo 5:3: “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos”), es fundamental para construir una “casa de sabiduría” donde Dios pueda habitar. Un corazón pobre en espíritu es aquel que busca constantemente a Dios, no por beneficio propio, sino por el deseo sincero de conocerlo y honrarlo. Este corazón es, en última instancia, el “contenedor” que Dios busca llenar con su presencia.
Te invitamos a convertirte en un “constructor sabio” y como dice Salmos 63:1, busca a Dios diligentemente: “Dios, Dios mío eres tú; de madrugada te buscaré; mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela”. Buscar a Dios en la quietud de la mañana sin distracciones nos permite escuchar Su voz y alinearnos con su propósito.

Cuando elegimos construir esta “casa de sabiduría”, Dios encuentra un lugar donde puede habitar y llenar con su presencia, su paz y su guía, haciendo de nuestra vida un testimonio vivo de su amor y poder.

Día 9

Construyendo una Casa de Sabiduría

Día 9

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Construyendo una Casa de Sabiduría

El “temor del Señor” es la base de la sabiduría y de una relación honesta con Dios. Este “temor” no es miedo, sino una reverencia profunda que nos permite vivir en la luz de su presencia. Proverbios 9:10: “El comienzo de la sabiduría es el temor del Señor; conocer al Santo es tener entendimiento”. A través de este versículo, nos enseña que todo acto de sabiduría proviene de este temor reverente hacia Dios, el cual no solo nos inspira a buscar su rostro, sino también a vivir en integridad. Esta sabiduría se convierte en la base sobre la cual construimos nuestra vida, convirtiéndonos en “vasos confiables” para la presencia Divina.

Este concepto de temor reverente está relacionado con la construcción de una “casa de sabiduría”. Al construir una vida de oración y en prácticas espirituales que nutran nuestra fe, estamos levantando un hogar donde Dios puede venir a habitar. Así como se describe en Mateo 7:24-25, el hombre sabio construye su casa sobre la roca: “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.” Este pasaje subraya la idea de que solo una vida de oración estable y disciplinada puede resistir las tormentas espirituales de la vida.

La “revelación” de Dios, es un entendimiento profundo que Él nos otorga cuando hemos establecido una vida basada en su Palabra. Esta revelación, no es un evento aislado, sino una experiencia continua que solo se puede sostener en una “casa” bien construida. Y esa revelación llega en etapas y comienza con el temor de Dios y se manifiesta a través de una vida disciplinada que busca reflejar el carácter Divino en cada aspecto. En Proverbios 3:5-6, leemos: “Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.” Este versículo refleja el mensaje de la Palabra sobre la importancia de depender completamente de Dios, permitiéndole a Él guiar cada paso en nuestra vida de oración.

Podríamos decir que Dios se siente atraído hacia aquellos que tienen “pobreza de espíritu”, una humildad que rechaza la autosuficiencia y se apoya enteramente en Él. Esta actitud, que Jesús destaca en las Bienaventuranzas (Mateo 5:3: “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos”), es fundamental para construir una “casa de sabiduría” donde Dios pueda habitar. Un corazón pobre en espíritu es aquel que busca constantemente a Dios, no por beneficio propio, sino por el deseo sincero de conocerlo y honrarlo. Este corazón es, en última instancia, el “contenedor” que Dios busca llenar con su presencia.
Te invitamos a convertirte en un “constructor sabio” y como dice Salmos 63:1, busca a Dios diligentemente: “Dios, Dios mío eres tú; de madrugada te buscaré; mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela”. Buscar a Dios en la quietud de la mañana sin distracciones nos permite escuchar Su voz y alinearnos con su propósito.

Cuando elegimos construir esta “casa de sabiduría”, Dios encuentra un lugar donde puede habitar y llenar con su presencia, su paz y su guía, haciendo de nuestra vida un testimonio vivo de su amor y poder.

Construyendo una Casa de Sabiduría El “temor del Señor” es la base de la sabiduría y de una relación honesta con Dios. Este “temor” no es miedo, sino una reverencia profunda que nos permite vivir en la luz de su presencia. Proverbios 9:10: “El comienzo de la sabiduría es el temor del Señor; conocer al …

Día 8

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Construyendo un Hogar para Dios

Somos templo del Espíritu Santo y, por lo tanto, estamos llamados a construir una casa habitable para que Dios pueda reposar allí. Esto solo se puede lograr con una vida de oración profunda y continua que actúe como un contenedor adecuado para que la presencia de Dios permanezca en nosotros. Este “contenedor” no es otra cosa que una vida intencional, dispuesta a buscar la presencia Divina diariamente. Este mensaje sugiere que, al comprometernos a construir un espacio de oración estable y continuo, invitamos a Dios a habitar en nosotros. Esta dedicación no puede basarse en eventos de alta energía o encuentros esporádicos de inspiración. Más bien requiere una vida de oración consistente, algo similar a construir una casa en terreno sólido, donde se invierte en cimientos duraderos.

Esto nos debe alertar sobre la dependencia de muchas personas en “experiencias espirituales” transitorias —como servicios de adoración potentes, conferencias, o recursos devocionales en línea— en lugar de comprometernos a una vida de oración regular. El concepto del “espíritu de oración” es un estado en el cual el creyente se mantiene en sintonía constante con Dios, con la certeza de que Dios escucha, responde y se interesa por cada oración. Sin embargo, para llegar a este “espíritu de oración”, debemos pasar primero por la construcción de una “vida de oración” sólida. Una vida de oración que no solo se practique en momentos de necesidad, sino que se construya como una disciplina espiritual diaria. Esta práctica requiere desconectarse de distracciones que, “nublan la capacidad de escuchar la voz de Dios.” Las redes sociales, el entretenimiento digital, y las gratificaciones instantáneas, que han tomado el lugar de la devoción profunda, provocando que muchas personas vivan espiritualmente “dormidas”, que es el estado actual de parte de la iglesia de Cristo.

Esta disciplina de construir un tiempo y lugar para Dios es un mensaje urgente para el mundo de hoy. Dios no busca una relación superficial; Él desea un compromiso continuo que se refleje en acciones diarias. Esta relación de oración es lo que Jesús menciona en Juan 15:4 “Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.” La invitación de Jesús a “permanecer” implica una relación continua y constante y es el objetivo de una verdadera vida de oración.

Mientras el mundo nos insta a llenarnos de actividades y distracciones, Dios nos invita a un lugar de quietud y profundidad en Su presencia. Este acto intencionado de desconectarse del mundo exterior y centrarse en Dios se convierte en una decisión diaria. Dios se encontrará contigo en la medida en que estés dispuesto a construir ese espacio donde Él pueda habitar.

Hoy te animo a que decidas construir ese lugar de encuentro en el secreto, el lugar donde vas a cultivar diariamente la presencia viva de Dios y pueda ser una habitación para encontrarte con tu Padre celestial.

Día 8

Construyendo un Hogar para Dios

Día 8

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Construyendo un Hogar para Dios

Somos templo del Espíritu Santo y, por lo tanto, estamos llamados a construir una casa habitable para que Dios pueda reposar allí. Esto solo se puede lograr con una vida de oración profunda y continua que actúe como un contenedor adecuado para que la presencia de Dios permanezca en nosotros. Este “contenedor” no es otra cosa que una vida intencional, dispuesta a buscar la presencia Divina diariamente. Este mensaje sugiere que, al comprometernos a construir un espacio de oración estable y continuo, invitamos a Dios a habitar en nosotros. Esta dedicación no puede basarse en eventos de alta energía o encuentros esporádicos de inspiración. Más bien requiere una vida de oración consistente, algo similar a construir una casa en terreno sólido, donde se invierte en cimientos duraderos.

Esto nos debe alertar sobre la dependencia de muchas personas en “experiencias espirituales” transitorias —como servicios de adoración potentes, conferencias, o recursos devocionales en línea— en lugar de comprometernos a una vida de oración regular. El concepto del “espíritu de oración” es un estado en el cual el creyente se mantiene en sintonía constante con Dios, con la certeza de que Dios escucha, responde y se interesa por cada oración. Sin embargo, para llegar a este “espíritu de oración”, debemos pasar primero por la construcción de una “vida de oración” sólida. Una vida de oración que no solo se practique en momentos de necesidad, sino que se construya como una disciplina espiritual diaria. Esta práctica requiere desconectarse de distracciones que, “nublan la capacidad de escuchar la voz de Dios.” Las redes sociales, el entretenimiento digital, y las gratificaciones instantáneas, que han tomado el lugar de la devoción profunda, provocando que muchas personas vivan espiritualmente “dormidas”, que es el estado actual de parte de la iglesia de Cristo.

Esta disciplina de construir un tiempo y lugar para Dios es un mensaje urgente para el mundo de hoy. Dios no busca una relación superficial; Él desea un compromiso continuo que se refleje en acciones diarias. Esta relación de oración es lo que Jesús menciona en Juan 15:4 “Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.” La invitación de Jesús a “permanecer” implica una relación continua y constante y es el objetivo de una verdadera vida de oración.

Mientras el mundo nos insta a llenarnos de actividades y distracciones, Dios nos invita a un lugar de quietud y profundidad en Su presencia. Este acto intencionado de desconectarse del mundo exterior y centrarse en Dios se convierte en una decisión diaria. Dios se encontrará contigo en la medida en que estés dispuesto a construir ese espacio donde Él pueda habitar.

Hoy te animo a que decidas construir ese lugar de encuentro en el secreto, el lugar donde vas a cultivar diariamente la presencia viva de Dios y pueda ser una habitación para encontrarte con tu Padre celestial.

Construyendo un Hogar para Dios Somos templo del Espíritu Santo y, por lo tanto, estamos llamados a construir una casa habitable para que Dios pueda reposar allí. Esto solo se puede lograr con una vida de oración profunda y continua que actúe como un contenedor adecuado para que la presencia de Dios permanezca en nosotros. …

¿Cómo me preparo para ayunar?

Es recomendable prepararte física y espiritualmente. Puedes comenzar reduciendo la cantidad de comida o los alimentos que consumes en los días previos. Espiritualmente, es importante orar y pedirle a Dios que te dé fortaleza y que te ayude a enfocarte en el propósito del ayuno.

Foto 19 V

Tipos de ayuno: cómo elegir el adecuado para ti

Ayuno completo

Solo se consume agua o líquidos. Es el más desafiante y requiere supervisión.

Ayuno parcial o de Daniel

Se eliminan ciertos alimentos, como carnes, azúcares y productos procesados, priorizando frutas, verduras y granos integrales.

Ayuno de distracciones

Consiste en abstenerse de actividades como redes sociales o televisión para dedicar más tiempo a Dios.

PREGUNTAS FRECUENTES

Para que Dios haga cosa en nosotros (transformación del corazón) y forme su carácter en nuestra voluntad.

Nos abstenemos de consumir algunos alimentos durante 21 días y buscamos la presencia de Dios para que Él siga trabajando en nuestra vida. Normalmente seguimos el «Ayuno de Daniel» que es tomando el fruto de la tierra (verduras, nueces, semillas, aceites, productos sin levadura, frutas, tofu y mucha agua).

*Reunión de oración a partir de enero 7 todos los martes y jueves a las 6:00 a.m. presencial hasta enero 23.
A partir de enero 28, reanudaremos la dinámica vía zoom/youtube a las 6:00 a.m.
*Devocionales en video y por escrito diariamente que puedes encontrar en nuestras redes sociales (YouTube, Fb, Instagram, app y Página Web).

Antes de iniciar, piensa y deja por escrito el propósito por el cual vas a ayunar… de esta manera no tienes que estar justificando tu apetito. Haz un compromiso verbal delante del Señor y comienza con un corazón comprometido.

La mejor manera de enseñarles a los niños el poder del ayuno es por medio de tu ejemplo. Si ellos quieren ayunar o si tú quieres que toda tu familia participe, considera dejar los postres, bebidas «suaves» o algún alimento que implique un sacrificio para todos. Además, en este caso como familia, pueden dejar la televisión y emplear este tiempo para discutir algún pasaje de la Biblia

Consulta con tu doctor antes de iniciar y decide con él cómo puedes ayunar. Si tu salud te impide ayunar alimentos, trata de ayunar algo más que te implique hacer un sacrifico y reemplaza esa «distracción» por un tiempo exclusivo para la oración y el estudio de la Biblia.

Buscar al Señor a través del ayuno y la oración nunca será una pérdida de tiempo. Dios ve tu esfuerzo. Determina en tu corazón y continua.

No, piensa en el ayuno como una maratón y no como en una carrera. ¡No te rindas! Si te caes, levántate y continúa.
Conquistar al «rey estómago» es difícil, pero lo vas a lograr.

Ayunar alimentos es el tipo de ayuno que está en la Biblia.
Sin embargo, si no lo puedes hacer por razones de salud, siéntete libre de ayunar algo que posiblemente esté teniendo el control de tu vida o que te esté impidiendo crecer en tu área espiritual. Reemplaza ese tiempo con oración y estudio de la Palabra de Dios.

El ejercicio moderado es bueno; sin embargo, consulta con tu médico acerca del ayuno y el ejercicio. Si estás haciendo un ayuno total, posiblemente no tengas la energía necesaria para mantener el alto rendimiento cuando te ejercites.

En ese caso, considera un ayuno parcial que te permita obtener la nutrición necesaria para el buen desempeño de tu trabajo.

Hay una referencia en la Escritura acerca de la abstinencia sexual durante el tiempo del ayuno.
1 de Corintios 7:2-5 «Pero en vista de tanta inmoralidad, cada hombre debe tener su propia esposa, y cada mujer su propio esposo. El hombre debe cumplir su deber conyugal con su esposa, e igualmente la mujer con su esposo. La mujer ya no tiene derecho sobre su propio cuerpo, sino su esposo. Tampoco el hombre tiene derecho sobre su propio cuerpo, sino su esposa. No se nieguen el uno al otro, A NO SER DE MUTUO ACUERDO, y sólo por un tiempo, para dedicarse a la oración. No tarden en volver a unirse nuevamente (…)» La respuesta es sí, la Escritura lo permite, pero solamente si es bajo mutuo consentimiento, es decir, esposo y esposa deben estar de acuerdo en ayunar relaciones sexuales y buscar al Señor durante el tiempo pactado.

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