Prepárate para la Segunda Venida de Cristo

Prepárate para la Segunda Venida de Cristo La preparación para la segunda venida de Cristo es uno de los pilares fundamentales del cristianismo y se debe presentar como un imperativo urgente en nuestras enseñanzas de estos últimos tiempos. Este tiempo de espera no debe ser pasivo; por el contrario, debe impulsarnos a vivir con un …

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Prepárate para la Segunda Venida de Cristo

La preparación para la segunda venida de Cristo es uno de los pilares fundamentales del cristianismo y se debe presentar como un imperativo urgente en nuestras enseñanzas de estos últimos tiempos. Este tiempo de espera no debe ser pasivo; por el contrario, debe impulsarnos a vivir con un sentido de urgencia y propósito. La parábola de las diez vírgenes en Mateo 25:1-13 ilustra esta realidad, destacando que solo las vírgenes prudentes, que se mantuvieron preparadas con aceite en sus lámparas, pudieron entrar a la boda. Esto simboliza la necesidad de tener una vida espiritual llena, donde la intimidad con el Señor es fundamental para estar listos para su regreso. La urgencia de esta preparación no es solo para nuestro beneficio personal, sino también para el de aquellos que nos rodean, ya que somos llamados a ser faros de luz en un mundo que se oscurece.

La iglesia de Cristo no puede perder de vista esta misión de preparación. En Hebreos 10:24-25 se nos exhorta a animarnos mutuamente y a no dejar de congregarnos, pues la comunidad es esencial para la edificación del cuerpo de Cristo. A medida que nos unimos en oración y adoración, nos fortalecemos mutuamente y nos mantenemos enfocados en la meta de vivir como un testimonio del amor de Dios. El llamado a ser un testigo viviente de la segunda venida de Cristo nos motiva a hacer discípulos, siguiendo el mandato de Mateo 28:19- 20, donde se nos ordena a ir y hacer discípulos de todas las naciones. Esto implica que la iglesia debe ser activa en su misión de evangelización y discipulado, preparando a otros para el regreso del Señor.

En cuanto a la estructura y propósito de la iglesia, debemos saber que no es simplemente una organización, sino un organismo vivo. Cada creyente es una parte vital del cuerpo de Cristo, tal como se describe en 1 Corintios 12:12-27. Cada miembro tiene un papel único que desempeñar y la diversidad dentro del cuerpo es necesaria para que funcione correctamente. Esto significa que no hay miembros de segunda clase; todos son importantes
y tienen un papel significativo en la obra del reino de Dios. La iglesia debe operar en unidad, reflejando el carácter de Cristo en el mundo.

Además, el propósito de la iglesia trasciende su existencia física. Debe ser un lugar donde se promueva la adoración y la oración, ya que estas son las herramientas que nos conectan con el corazón de Dios. En Hechos 2:42-47, se describe la vida de la primera iglesia, que se dedicaba a la enseñanza de los apóstoles, a la comunión, al partimiento del pan y a las oraciones. Este modelo es un recordatorio de que la oración y la adoración no deben ser solo actividades individuales, sino el núcleo de la vida comunitaria de la iglesia. La adoración en conjunto crea un ambiente donde el Espíritu Santo puede obrar, sanando corazones y transformando vidas. Debemos tener una expectativa activa en cuanto al regreso de Cristo. Esperar y anhelar que regrese, clamar juntos cada día: ¡Ven, Señor Jesús, tu novia te espera! Vivir con esta expectativa nos impulsa a ser proactivos en nuestra vida espiritual y en nuestra misión como iglesia. La preparación para la segunda venida debe influir en cómo vivimos hoy, motivándonos a alejarnos del pecado y a vivir en santidad. Este enfoque nos ayuda a establecer prioridades correctas en nuestra vida, enfocándonos en lo que realmente importa y buscando el reino de Dios y su justicia (Mateo 6:33).

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Edwin Castro