¿Quién es tu Juez?

Los dos errores de Israel después de conquistar la Tierra prometida:

• Error 1: No expulsaron a todos los cananeos, y esto los contaminó llevándolos al pecado de idolatría:
  • Jueces 1:28 NVI “Solo cuando Israel se hizo fuerte pudo someter a los cananeos a trabajos forzados, aunque nunca pudo expulsarlos del todo”.
  • Jueces 2:12 NVI “Abandonaron al Señor, Dios de sus antepasados, que los había sacado de Egipto, siguieron a otros dioses —dioses de los pueblos que los rodeaban— y los adoraron, provocando así la ira del Señor”.

“Nuestro ambiente puede influenciarnos hacia el mal”.

LO QUE PERMITO SE VUELVE MÍO.

• Error 2: No enseñaron a sus hijos acerca de Dios y Sus grandes hechos de liberación:
  • Jueces 2:10 NVI “También murió toda aquella generación y surgió otra que no conocía al Señor ni sabía lo que él había hecho por Israel”.

“El cristianismo está a solo una generación de su extinción”.

LO QUE NO HABLO ALGUIEN MÁS LO HARÁ.

Las dos razones por las cuales Dios estableció a los jueces.

• Razón 1: Dios ha bendecido a Israel a la vista de las otras naciones. Dios quiere que las otras naciones conozcan de Su bondad y bendición.
  • Génesis 12:2-3 NVI “Haré de ti una nación grande y te bendeciré; haré famoso tu nombre y serás una bendición. Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan; ¡por medio de ti serán bendecidas todas las familias de la tierra!”.
• Razón 2: Dios interviene poderosamente cuando Su pueblo clama a Él, pidiendo ayuda. Cuando oramos, Dios responde con liberación.
  • 2 Crónicas 7:14 NVI “…si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra”.

Los cuatro pasos en el ciclo repetitivo o patrón del libro de los Jueces. (El ciclo se repite 6 veces en Jueces.)

• Primer paso – el pecado.
  • El pueblo adora a dioses paganos. Idolatría: Todo lo que ocupa el lugar de Dios en mi vida.
  • Dios quiere ser lo primero en sus vidas.
    • Salmo 37:4 NVI “Deléitate en el Señor y él te concederá los deseos de tu corazón”.

“El pecado le abre la puerta al Diablo para oprimirte”.

• Segundo paso – la opresión.
  • Dios quita Su mano protectora y permite que las naciones alrededor opriman a Su pueblo:
    • Jueces 2:22 NVI “Las usaré para poner a prueba a Israel y ver si guarda mi camino y anda por él, como lo hicieron sus antepasados”.
• Dios usa a 6 naciones paganas para oprimir a Su pueblo: los mesopotámicos los oprimen por 8 años; los moabitas por 18 años; los cananeos por 20 años; los madianitas por 7 años; los amonitas por 18 años; y los filisteos por 40 años. En total estuvieron oprimidos 111 años.
• Tercer paso – el arrepentimiento.
  • El pueblo oprimido clama a Dios y pide Su ayuda. Se “vuelven” o “regresan” al Señor. Toman la decisión de dar un giro de 180 grados.
  • Dios levanta a un juez como libertador: Otoniel los libera de los mesopotámicos; Ahod los libera de los moabitas; Débora de los cananeos; Gedeón de los madianitas; Jefté de los amonitas; y Sansón de los filisteos.
• Cuarto paso – la liberación.
  • Es importante notar que Dios es el que coordina la liberación, no el juez humano.
  • Los jueces eran seres humanos con debilidades y flaquezas.

Los dos jueces que demuestran la debilidad de la humanidad

• Gedeón: Jueces 7
  • Gedeón era de la tribu más débil y el más débil de su familia.
  • Dios reduce el ejército de Gedeón de 32,000 a 300 para que la liberación sea evidentemente de Dios y no de Gedeón ni de su ejército.

“En la debilidad humana se encuentra el poder de Dios”.

• Sansón: Jueces 13-16
  • Sansón revela el secreto de su fuerza a Dalila: Jueces 16.
  • Sansón es conducido a su muerte por su orgullo e inmadurez.

“En la fortaleza humana se encuentra la caída del hombre”

Entonces, ¿quién es tu Juez? 

• 1 Juan 1:6-9 NVI “Si afirmamos que tenemos comunión con él, pero vivimos en la oscuridad, mentimos y no ponemos en práctica la verdad. Pero si vivimos en la luz, así como él está en la luz, tenemos comunión unos con otros y la sangre de su Hijo Jesucristo nos limpia de todo pecado. Si afirmamos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad”.

1. Pecamos – no mantenemos a Dios en el trono de nuestras vidas: 1 Juan 1:8.
2. Somos oprimidos – nuestro compañerismo con Dios y con otros se rompe: 1 Juan 1:6.
3. Nos arrepentimos – somos restaurados por la sangre de Jesús: 1 Juan 1:9.
4. Somos liberados – experimentamos gozo y somos fructíferos: 1 Juan 1:7.